viernes, julio 29, 2005

NOCHE DE PERROS
Cambiaste de tiempo y de amor y de música y de ideas


Son las treintaydos veces de la décima ronda de abrir y cerrar los ojos cien veces. Me pusieron la lavadora hoy y creo que la dañé, le rompí uno de los botones cuando me lancé a morder lo que pudiera. Tengo muchas ganas de matarme. No hablaré.

Sí pudiera escaparme, sí tuviera la oportunidad, sé que no podría. Tengo las piernas llenas de heridas. Heridas que me hice yo mismo. Eso es lo que me dicen ellos. Y todos los días me insultan con algo nuevo hasta que me callo, dejo de replicar, y tienen que pensar en un nuevo insulto. Sé que la solución sería quedarme en silencio, creando mi propia forma de contar el tiempo, calculando cuántos días han pasado, cuántas veces y de qué ronda de abrir y cerrar los ojos cien veces han pasado. Pasa que soy muy susceptible, aún, a lo que me dicen. Y sí no hablo con alguien, de lo que quiera, me muero. Pero sí hablo de día me llevan a la camilla y me amarran. De día hay unos más malos que de noche. De noche me acuerdo, y sueño de cuando quería escribir un cuento a cuatro manos con uno de mis amigos. Siempre me acuerdo. No hay noche en la que deje de recordar el pasado feliz. El piano debe estar desafinado. Lleno de polvo. El polvo será el único enemigo y acompañante de la casa. No habrá más daños. Cuando me sacaron sólo pasaron de la puerta a mi cuarto y de mi cuarto a la puerta. Debió quedar un asco el corredor, y el ascensor.

El cuento del que me acuerdo tenía una historia realmente cómica. Espero que no se quede en el cuaderno de alguno de mis amigos. Sé que no lo escribiría solo. Pero me lastima (claro que menos que todo este alrededor) que él sea tan egoísta y que no le importe tanto como a mí el cuento.

¿Cuánto tiempo más llevará?

Sí pudieras olvidar tu mente.

Esta oscuridad
Esta noche de perros
Esta soledad
Que pronto me va a matar

Vas perdido entre las calles
Que solías andar
Vas herido como un pájaro en el mar

Sangre

Puede ser que estés
Muy muy lejos de tu casa
Justo en el lugar
Que nació tu corazón

Ya te veo entre los autos pidiendo perdón
Mi mirada tiene todo tu dolor
Na nananananananana

Quién máaaaaaaaaaaaassssssssssss Quién menos!, Soy un tooooooooooooooooooooooooooooooooonto en seguirte como un peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerro andaluz!!!!!....

Nunca pensé encontrarme con el diablo….

Perdón.



Señor con ritmo en el piano levántese. Lo van a llevar afuera. A dar un paseo. A ver el sol.
Señor…
Señor…

El doctor que lo atendió lo conocía. Por eso le decía que se levantara. Lo del ritmo en el piano era sólo una invitación a que tocará el piano como lo sabía hacer. Pero ya no lo puede hacer.
Juan Pa

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