jueves, abril 19, 2007

ESTO ES UN POEMA

Te diría

Te diría que te quiero ver. Pero sólo si alguien te lo cuenta lo sabrás.

Seguramente no leerás éste.

Te diría que te quiero ver, pero es la bruma de lo que tiene que ser eso que me impide acostumbrarme a acostumbrarte la vida y el corazón.

Te diría que no todo es una idea fija y que,
así como las palabras que quiero que entiendas,
todo va cambiando según un sólo momento de tu paciente que soy yo, pero no, no te quisiera decir que no soy un paciente, ni una idea fija,
ni siquiera soy una persona de la que tu puedas decir: él es definitivamente una persona",
no, no,
yo no existo para un diágnostico,
yo no existo para lo que a diario puedas decir que pasará,
yo no existo para el desorden es cierto,
pero tampoco existo para el orden, porque el orden no es para mi consuelo,
el consuelo es emoción

y la emoción es lo que te diría que puedo sentir cada vez que algo te sale del corazón.

domingo, abril 01, 2007

No puedo, no puedo sin vos

Caminamos despacio sin nada que desear y te voy a enseñar a camniar como yo camino, que debe ser raro para ti que antes no habías caminado al lado de nadie con tanta ternura. Pero mira con lo que nos venimos a encontrar justo cuando quiero volver a caminar contigo a mi lado, dejándome llevar por tu mano y dejando que todo lo que pueda inteferir en mi camino no sea una rendición.

Pero mira, mira que no puedo sin ti, mira lo difícil que será caminar si ya desapareces y no puedo caminar contigo, ni hacia el norte, ni hacia el sur, ni hacia el oriente, ni hacia el occidente. Cuándo caminamos hacia el norte, casi siempre lo hacemos, pero no todo es norte acá en la ciudad, sabemos que todo tiende a irse a otros lados, ajenos, que no son el norte, y nosotros engañados; caminamos casi siempre hacia la montaña, y la montaña en Bogotá es el oriente, pero no se deje engañar porque hay muchas montañas, los cerros, los sueños absurdos.

El día que te quieras ir no podré mirar hacia la montaña. Mi ventana dice no a seguir el camino del edificio.

Tu mirada mirando al suelo, y en el jardín de la biblioteca nacional perdí mi anzuelo.
Ahí caminamos hacía el horizonte, que son edificios, y prostitutas, y lugares abiertos a que les entregues tu alma, pero paramos antes, sabemos caminar hacia el norte, y nos invitamos un café, y te amo.