domingo, octubre 07, 2007

Siempre tuve miedo de acercarme a tus palabras

Y qué debo hacer entonces, si es lo único que pretendes que haga.
Y qué debo hacer entonces, si lloras encerrado en tu triste habitación, y escribes encerrado en lo absurdo de tu vocación.
Y qué debo hacer entonces, si te desvaneces ante un abrazo y...
Menos mal que tus palabras son oídas sólo por tristes desesperados. Menos mal que tuve miedo.

viernes, octubre 05, 2007

Siempre tuve miedo de acercarme a las poesías

Sólo me contesta esa voz, esa voz triste y oscura que no sabe de cordura y no sabe de locura.
Pero ni siquiera sé porque agarro el teléfono, ni siquiera sé para qué cogo el teléfono y lo pongo sobre mi hombro, ni siquiera sé por qué escucho y escucho ese timbre que luego se vuelve voz, triste y oscura, y sólo triste y oscura en este momento porque es como la representación más aburrida de lo que siento en mi soledad, agarrado a un teléfono que a su vez se agarra con resignación de su máquina; y el teléfono me dice que nadie tiene corazón, y que la vida es aburrida, y que nada hay para hacer frente a la soledad tan voluntaria que me acoge hoy. Odio pensar, odio soñar, odio el miedo, y odia a esta soledad.

Siempre tuve miedo de acercarme a las poesías, no debería estar aquí, no, no debería estar aquí, no griten, no no griten, quéfastidio, debería estar bañándome, debería estar bañándome, debería estar, debería, debería, debería estar, siempre tuve miedo de acercarme a las poesías pero todos somos libres de no hacerlo, y esa libertad nos ha sido concedida con gran bondad por no sé quién en un acto de sabiduría inmensa pues acercarse suavemente a una poesía es acercarse a un camino solitario, que a la vez es un salón muy pequeño, de torre de marfíl, por donde siempre estaremos mirando por una ventana, que a su vez son los pasos que estamos dando en un camino que se va redondeando estupidamente, estupidamente, que a su vez son los gritos de una madre a su hijo, o las lágrimas resignadas de una poesía sobre su lector que no la supo entender, o la esposa que a su hombre no supe acoger, o el hombre que a su hijo no supo querer, o la música que a su hombre no supo entender, o no, no, oh, no, oh no, torre de marfíl por donde miro cuándo podré ser yo durante un tiempo, cuánto tiempo podré estar allá afuera, allá abajo, allá en el mundo, allá en la realidad donde no se piensa, cuánto tiempo será suficiente para ti, para que no te sientas sola.

No sean mentirosos. No sean mentirosos. No sean mentirosas.

martes, octubre 02, 2007

La vida es una carcel con las puertas abiertas.
Lupa en biblioteca

En silencio hago presente que no entiendo dónde nació el rock'n roll.
Por medio de Los Faces digo, tengo que decirlo, o sea no hay silencio,
y si no dijera nada tampoco habría silencio igual,
no sé de dónde nació el rock'n roll.
Pero es libertad.