jueves, julio 28, 2005

No estás ciego si no ves donde no hay nada

El piso le huele mal. Lo han ahogado otra vez en el agua de la lavadora; es un ahogo leve pero no hay con qué más ahogarlo para que hable. Él piensa que todo es una burla y se acuerda cuando escuchaba a Charly presentarse con Serú Giran en milnovecientosochenta por la radio, se acuerda del tono en el que hablaban todos los integrantes de la banda. Un tono sombrío. ¿Cuánto tiempo más llevara?. Sombrío y desesperado. Ahora, él extraña mucho. No sé a quién pero de noche se queja y llora, y canta pasito. Las letras son muy bonitas y muy humanas. Parece que alguna vez hubiera sido cantante o hubiera cantado con sus amigos. Se acurruca en una esquina verdosa y llena de moho y canta muy bajito y afinadito. Siempre que lo ahogan durante el día llora mucho durante la noche, esas noches no canta. Pero lo que a mi realmente me impresiona es la forma en la que canta pasito y acurrucado. Las letras son tan! propicias para lo que le sucede, tan! propicias. El piso le huele mal porque le dan ataques de toz cuando cae dormido después de llorar o de cantar un poco. Es obvio que tiene esa toz por el malolor. Nadie ha sido capaz de lavar la sangre que le sale de las héridas, y eso también va a empezar a oler mal.

Todo empezó cuando salía del ascensor. Tenía la camisa blanca que me habían dicho que tenía. Sin la camisa, realmente, no podría haberlo encontrado. Yo, tenía una pequeña herida en el dedo que no me dejaba pensar. Él ahora se está desangrando. Está muy lejos de su casa, eso duele, eso duele. Una herida en el dedo...qué inservible. Se debe sentir tan solo. Todo esto es tan triste. Triste y largo eternamente. El corredor era largo eternamente y como no había prendido la luz entonces se veía sólo la luz que salía del ascensor que se iba a abrir en ese momento, y justo sale él con la camisa blanca. Blanca, escuche, blanca únicamente. Blanco únicamente. Sin manchas de sangre. Sin saliva (que es el odio que le representamos). Debe estar acurrucado en este momento. A veces, le digo, canta duro; es muy muy lindo. Está cantando pasito, grave; y de repente empieza a cantar duro y sube sube sube la nota. Abre los ojos. Los cierra, y baja la cabeza otra vez. Pone la boca sobre la rodilla. En esa posición lo podrían matar muy fácil, sí les da la gana de entrar otra vez. Moriría dormido pues así se queda dormido casi siempre.
Yo esperé que se durmiera para poder entrar a la casa. Creo que cuando abrió la puerta del ascensor no se imagino quién era yo, o qué iba a hacer yo ahí. Nunca me vio la cara, así me pareció mejor.

A veces, cuando pasa mucha gente por encima del techo (es decir, por un piso arriba) (Eso debe pensar él: ¿Y ahora? ¿Habrá un arriba? ¿Todo esto es lo único que existe?) se sobresalta. Espero que no me desobedezcan. Siempre, en mi ausencia, aprovechan para tratar cosas nuevas con él. Usted no debería saberlo pero hay más, y la lavadora se dañó después de él. Él muerde cuando ve oscuridad, claro que por un ojo ya no ve. Me da tanta tristeza. Cuando lo vi tan seguro en su soledad nunca pensé que llegaríamos hasta este punto. Las heridas espero que le sanen. Todo es tan triste, tan inhumano. El miedo fue su hogar. Ahora está perdido en su canto hermoso. Eiti-Leda Luminería Caracol.


-Levante la cabeza
-No puedo
-Qué enfermedad tiene ahora, Doctor
-No soy doctor
-Levante la cabeza
-Nunca puedo

No pudo soportar.

La gente se esconde o apenas existe...heridas que vienen, sospechas que van y aquí estoy...
Juan Pa

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