lunes, junio 27, 2005

De modernismo o de sentirse extraños De sentirse extraños o de caminatas De caminatas o de Barcelona De cosas de...

Mi tía llegó muy temprano en la mañana desde Barcelona. Se vino caminando y dice que es muy bonito y muy fácil de llegar a mi casa. El único problema fue que se molestó su nariz por el smog de los coches. Es del Valle del Cauca, ese lugar del que me acuerdo por el olor a caña de azúcar quemándose; un olor más delicioso no encontré nunca, me encanta, es como la mezcla entre cigarrilo y tinto (qué va a ser eso...no creo). La tía dice , y eso me gusta, que las calles de allá son muy bonitas gracias al modernismo, y que los balcones son hermosos, llenos de pintura y con hierro forjado. Habló del modernismo y de asuntos de familia graves. Lo que más me importó fue eso de las calles de Barcelona. Esas calles que son pocas. No como aquí, tal y como lo dice Nicolás, que son miles y miles de calles, que, para decirte la verdad, me hacen ponerme un poco nostálgico porque no estés; pasa que esas miles y miles de calles bogotanas, las he recorrido junto a ti, muy de a poco, muy en taxi, muy sentados en un bus...pero las he recorrido junto a ti.


Bajábamos muy lento, tal y como siempre digo que odio que caminemos, yo lo disfrutaba. Ese día, más que muchas veces, quería disfrutar del paisaje bogotano. Unas horas antes me había fijado en la mochila de cada uno de mis acompañantes y acompañados (me acompañan, yo acompaño). Ahora, simplemente hablábamos, pero en ese hablar yo también podía notar coincidencias entre nosotros, datos para la estadística. Uno de nosotros se fijaba, especialmente, en lo primarios que éramos nosotros por este centro bogotano; y todo cerrado y todo caro. Otro, sólo irradiaba odio. Lo caro lo podíamos medir por la manera cómo eran los cafés o por el lugar donde estuviesen ubicados; Si estaban debajo de un edificio muy grande, sabiamos que la grandeza era gracias a lo que producían miles y miles de ejecutivos, dando órdenes a miles de trabajadores que, ciertamente, no trabajaban en este Bogotá. Esos ejecutivos tenían dinero y se tardaban bajando, en ascensor, de la grandeza que ellos mismos habían construido; mientras llegaban al café-debajodeledificio, nos dimos cuenta que todo era muy caro y nos fuimos.

Lo extraño de todo era ese estilo poco trascendental que se desprendía de nuestra caminata escrita (ahora)(ya)(en este preciso instante) y vivida (antes)(hace unos días)(creo que un martes) creo que un martes.

Juan Pa

No hay comentarios.: