sábado, junio 18, 2005

No escribo en vano V
Memoria a...

El otro cambio los que se fueron

El día comenzaba todas las mañanas con el despertador sonando con veinte minutos de anticipación. Estaba adelantado veinte minutos, así yo me confundía para que no me dejará la ruta. Me podía levantar a cerrar la puerta pero no, mejor que la cierre otra persona, la música suena muy duro, suena por dos parlantes, suena duro, si algo ha cambiado eso es nosotros, el otro cambio los que se fueron, un hermoso tango moderno, cantado por una hermosa voz.
No puedo cantar en este momento. Me acabo de levantar tarde y eso me evita cantar.
Los recuerdos no se mueren. Estar sentados en San Ignacio, o escuchar un buen disco de Pink Floyd. Vivir siempre sin darse cuenta (porque se está angustiado, se está angustiado, se está angustiado, se está angustiado, se está angustiado, uno, dos, tres, ya, ya!, ya!!!, no más, se está angustiado, se está angustiado). Vivir diariamente, escuchando discos y obligándose a no cansarse; si uno se cansa está muerto, no hay nadie de quién se pueda uno sostener. Bien lo dice Spinetta: Only love can sustain. Cuando uno está cansado, es evidente, no tiene amor hacía nada. Una voz cansada no quiere cantar, y eso se nota en el parlante. Pero no, nunca creí escuchar voces cansadas en este caminar. Veía voces que cantaban sin darse cuenta, pero eran felices (a largo plazo).
Los recuerdos no se mueren. La música que escuché por usted era un mundo encima que se veía venir, y se veía venir, y cada mañana yo le devolvía sus discos y el mundo encima se me venía, y yo angustiado, vivía sin darme cuenta, toda la gente vive parada siempre durando como si el ayer los hubiera castigado.
Espero yo, que su escritura siga. Siempre habrán nuevos horizontes. Contra todo mal, toda represión, toda insensatez; siempre habrá un nuevo bien.
Yo seguiré escribiendo. Yo lamento mucho su caída y espero que todo lo próximo sea bueno. Say No More.
Ya se fueron, si se fueron.
'Bajo este sol que me quema o la lluvía que me moja, es mi destino andar y andar. No nací para ser árbol, estar atado en la tierra, mirando lo demás pasar. Pues como el viento siempre libre he de vagar, por las montañas, por el mar, y aunque nadie me espere en ningún lugar, un amigo no ha de faltar'. Ivan Benavides
Juan Pablo

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