lunes, noviembre 19, 2007

19 de noviembre: aniversario de ti

Hoy viene a quién la damisela soledad.

La muerte hoy ante mí se presenta como un montón de dedos pintados de rojo.

Hoy tú ante mi te presentas y eres una larga lágrima cayendo muy rapidamente sobre las caras. Te digo: eres una mentira. Todo siempre es un recuerdo, mi madre es un recuerdo, mis hijos serán recuerdos, mis amigos, mi hermano son imágenes ahí que siempre van a estar.

Cómo sería todo si pasara así como en volver de almodovar. Hoy a la mañana mientras desayunaba pedí que me felicitaran porque hoy era el día de mi cumpleaños. No estuvieron dispuestos a hacerlo. Yo soy la imagen, no a imagen y semejanza sólo la imagen de lo que fue mi madre que hoy hace 87 años nació en Villa de Leyva.

Los dedos de mi madre eran largos y flacos. Vivió, lo que se dice vivir vivir, en las décadas 40 al 60 del pasado siglo. En los 40 llegó a Bogotá, se casó y un día, haciendo una fila para subir al tren que iba de municipio a municipio, estrelló uno de sus dedos con la espalda de un hombre que seguramente acababa de comprarla porque estaba como nueva, dura, plana, fuerte, y entonces su dedo quedó torcido, y asustaba a sus nietos que curiosos siempre le volvían a pedir que les contará la historia de su dedo a lo Charly garcía.

Hoy han entrado muchas llamadas a mi celular hablándome siempre de mi madre, recordándola y diciéndome cuánto la recuerdan, cuánto la recordaron hoy, y siempre que entra una nueva llamada me aprieta el pecho y siento que no debería volver a llorar. Pero lloro, con gratitud, y con certeza de que todo lo que me están diciendo es verdad; ella fue una gran persona, ella en realidad sí quedó en la mente de tantos seres, que ahora la recuerdan con amor y alegría.




Era noviembre de 1959.
Caminé por la carrera séptima. Subí a su cuarto. No alcancé ni a entrar. Vi su alma sobre la mía, y descubrí el verdadero significado del cuadro aquel de Marc Chagall en donde sale una pareja dándose un beso el 19 de noviembre de 1959 aquí en Bogotá, Colombia.

Siempre caminamos sobre la muerte. Estamos pintando un cuadro eterno en cada cosa que hacemos y así, sin saberlo, pintamos de rojo el tapiz de la habitación del cumpleaños, rojo intenso como recordándonos que siempre se debe estar sobre la muerte, al menos con un pie-cable a tierra-, y que debemos vivir sobre ella.


Hoy a mi te presentas en forma de lágrima cayendo.
Y yo te digo que no hay caso,
que no hay caso porque tengo una mujer sonriendo, con dedos largos
y una verdad que es puro amor.

Hoy en tu aniversario de ti te puedo decir que todavía te recuerdo a diario y que Marc Chagall te había pintado en uno de sus cuadros el día de tu cumpleaños.

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