miércoles, septiembre 28, 2005

Tres tiempos

-Te voy a escribir un cuento, perra

Entré a la oficina barata y basura. Tenía estúpidas lámparas que alumbraban tenuemente el ambiente.

-“Hay que averiguar cómo vivir”
Sería imposible responder esa pregunta de sólo verla!.
Es fea y apenas entré a su oficina busqué, con la poca luz que había, una foto de su pasado (que, realmente, no alcanza a entrar en mi esquizofrenia). No pude detallar ninguna foto; la luz le molestaba los ojos.
Se volvió canción y votó a la basura su título de derecho.


Libro nunca antes abierto y foto hermosa

Entre miles de fotografías encontré la que necesitaba. Bailan: Salsa. Están: Felices. Se llaman: Como personas normales. Están en: La casa de un amigo. Se encuentran en: Una fiesta. Estado civil: Solteros. Relación civil: Amigos. Pasado judici….
Es como Andrés Caicedo bailando muy pegado con una de sus amigas. Están felices de la vida, y tipo más flaco no puede haber. Gafas muy muy estorbosas y muy grandes para su cara flaca y pálida y su barba despeinada.
Adoraban la música y cantaban Beatles cada vez que sonaba en la radio ‘Lucy in the sky with diamonds’.

Sueños: No se pueden escribir. Vio un partido de fútbol conmigo. Me regañó por no averiguar cómo vivir. Eran tan libres. Eran tan libres. Eran tan libres. Eran tan libres. Eran.

Mirar atrás

Los árboles se mueven, se balancean y es muy triste verlos. Me acuerdo de una niña, una niñas que es chiquita, pequeñita; es muy bonita, a pesar de todo. Miro el escritorio y la bufanda gris, como una culebra, enroscada como si el escritorio fuera su cama y nunca se hubiera levantado.
Agarro la culebra inválida y dormida, inválida y dormida yace debajo de mis libros, no los toca, me acuerdo de unos ojos hermosos, qué divina que es, qué hermosa. Los árboles se mueven y es muy triste verlos. Yo los veo, pero es fuera de contexto, veo lindos árboles, como sí hubiese un bosque atrás de mi salón, como si pudiésemos entrar al bosque y soñar por soñar, y soñar lo ya vivido, y soñar lo por vivir, lo por desvivir, lo por existir, lo por desexistir, lo por inventar; y sentarse y tomar un trago de algún sabor que sea dulce de naturaleza, y recuerde que no vivimos en un bosque, que los arbolitos del barrio ‘La merced’ no se sacan de contexto porque son melancólicos y se balancean tristemente, tan triste como pueden. El jugo nos recordará que nacimos en ciudad, que somos sucios para el bosque desde la ciudad y somos sucios para la ciudad desde el bosque, y no somos un libro que podamos o no podamos comprar, y somos sucios por tomar jugo dulce por naturaleza. Es bonito estar en bosques. Es muy bonito caminar ciudad-es. Es muy bonito que tema por mi seguridad. Es muy bonito preocuparme y luchar, es muy bonito salir del bosque y estar en el colegio. Son bonitos tus ojos, tus ojos, mis ojos, sus ojos, sus ojos, tus ojos, tus ojos. Es como dar gracias.
Es bueno dejarse llevar.

Juampa

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