miércoles, enero 13, 2010

LA VIOLENCIA QUE NOS BLINDA


Publicado en Noviembre 30, 2009 en www.expresodelcentro.wordpress.com


Por: Gabriela Supelano Londoño-Juan Pablo Angarita Bernal

Se viven momentos de tensión entre los estudiantes y el rector de la Universidad Nacional. La incomunicación parece ser el principal causante de la retención del rector el 16 de Octubre del presente año.


I

Contando el incidente del 16 de octubre, en los 3 años que lleva el rector en su cargo ha hecho presencia dentro del campus universitario tan sólo tres veces. Según Carolina Forero, representante estudiantil de Historia, ese día el rector se encontraba en la facultad de Química “dando un foro a los profesores y estudiantes de ese departamento sobre el problema presupuestal de la universidad”. La presencia del rector era una novedad, pues no había asistido a ningún evento público—foros, paneles— desde las ceremonias de la distinción Honoris Causa que se habían realizado en Septiembre de 2009.

La aparición del rector dentro del campus, ese día, y la coyuntura del problema del presupuesto, causaron malestar en algunos sectores del estudiantado, y curiosidad en la mayoría de los miembros de la comunidad. Esto desembocó en los hechos del 16 de octubre, que empezaron como una petición pacífica de establecer una comunicación directa en el auditorio Leon de Greiff, por parte de algunos estudiantes, y se convirtieron en una situación desordenada de movilización estudiantil, que terminó con la irrupción confusa y violenta del E.S.M.A.D, cuando el problema ya había sido resuelto.


II

El período de Wasserman comienza en 2006, y por sus primeras acciones administrativas es asociado con la “nefasta administración de Marco Palacios”, según David Flórez, estudiante de Derecho y representante estudiantil ante el Consejo superior universitario. Moisés Wasserman es un reconocido científico dentro de la academia. Su carrera como bioquímico investigador lo lleva a ser Decano de la Facultad de Ciencias de la universidad, y posteriormente, a ocupar el puesto de rector. Inicia su período aplicando reformas directas sobre el modelo universitario que, según David Flórez, “plantean un modelo político” que se ve aplicado en todos los ámbitos de la universidad.

La implementación de la reforma del estatuto estudiantil, discutida hace ya dos años, que planteaba todo un nuevo modelo educativo, se cuenta entre las acciones “en contra del bienestar universitario” que ha aplicado Wasserman, según Carolina Forero. Por otro lado, el rector ha asumido una posición crítica frente a la falta de presupuesto de la universidad pública. Según Natalia Ruiz, vicerrectora académica, el rector ha estado al frente de un proceso de integración de las universidades públicas con respecto al tema. “Si yo veo que el rector está luchando por un presupuesto para las universidades, ¿cómo voy a atacarlo?”, se pregunta la vicerrectora.

Luego de la administración de Víctor Manuel Moncayo, con quien, según Flórez, “sí había escenarios de comunicación”, la relación entre el estudiantado y el rector parecía mejorar. Es bien sabido que el cargo tiene un peso político importante, pues dentro de la universidad se mueven bloques de poder que requieren de un manejo prudente de la gobernabilidad. Por esta razón, se habla de una esencial tradición de “darle la cara a la universidad”, según Flórez. Y por eso hay una idea entre el estudiantado de que nunca antes se había desarrollado tal ruptura entre directivas y comunidad educativa como en el mandato de Wasserman. La incomunicación es uno de los principales motivos de esta ruptura, pues, según Flórez, ésta no ha sido sólo física sino que “también se han desconocido las opiniones del estudiantado y de los trabajadores de la universidad”. Esto ha influenciado, sin duda, la poca identificación que hay entre el rector y los estudiantes. Con respecto a esto, el profesor de la Facultad de Filosofía, Luis Eduardo Hoyos “Ese mismo día, había salido en la primera página de El Tiempo un artículo en el que la Contraloría apoyaba el dictamen de los rectores de las universidades públicas, en el que se expresaba la fuerte crisis financiera. De manera que se estaban haciendo cosas; lo que parecía que había ocurrido era que el rector no le había informado a la comunidad, pero que estaba trabajando en eso”.

Por otro lado, recogiendo testimonios de varios estudiantes ajenos al movimiento estudiantil, es posible notar cierta ruptura en el consenso entre los mismos estudiantes, al mismo tiempo que un desinterés por informarse sobre las políticas propuestas desde la parte administrativa. Desde el lado oficial se reivindica el valor de los medios de comunicación internos, con los que se establecen lazos que según Natalia Ruiz, vicerrectora académica, son efectivos. Si bien la participación de algunos miembros de la comunidad en estos medios es significativa, la percepción que se tiene entre los mismos estudiantes es que, tanto en la emisora UN Radio, como en las páginas web, se manejan asuntos puramente institucionales que no involucran los problemas cotidianos del estudiantado. En ese sentido, la expresión de la comunidad se ve dividida entre quienes tajantemente prefieren no usar los medios oficiales y desarrollar otros, y quienes no usan ninguno.

III

El problema de incomunicación dentro de la comunidad educativa está en varios niveles. Desde la percepción que se tiene de la mínima presencia de Moisés Wasserman—la ausencia de comunicados informativos que estén a la mano de toda la comunidad; el establecimiento de escenarios de diálogo, así sea por sectores; y la imagen del rector involucrándose con el estudiantado—hasta el desencantamiento con las figuras administrativas desde la época de Marco Palacios, que generó una ruptura entre las políticas del rector y los directos afectados por ellas. Según Flórez, el desconocimiento de la voz de los estudiantes es una política que mantiene la gobernabilidad interna de Wasserman, y al mismo tiempo, cuida el apoyo que el gobierno de Álvaro Uribe le ha manifestado. La idea de Flórez parte de la evidente reestructuración de la educación pública que se ha propuesto desde la llegada de Uribe al poder: La “revolución educativa”, planteada desde el Ministerio de Educación.

Según Laura Matallana, estudiante de Filosofía de la Universidad Nacional, quien no tiene ningún vinculo con el movimiento estudiantil, “no hay presencia. Ni siquiera envía comunicados. El antiguo rector sí los mandaba. Lo que he oído es que sí está de parte de los estudiantes. Hace un año hizo campaña de reelección, pues cada cierto tiempo hay votaciones, pero muy poquita gente vota; a uno se le olvida o no se inscribe bien el código. Hay mucho desinterés por informarse”. El estudiantado tiene un sentido tradicional de pertenencia con respecto a la universidad, sin embargo, al momento de participar en las procesos democráticos no hay una unidad clara. Lo cierto es que por toda la historia reciente de la relación entre estudiantes y rectores, especialmente con Wasserman, se ha desarrollado una clima lleno de tensiones.

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