domingo, abril 01, 2007

No puedo, no puedo sin vos

Caminamos despacio sin nada que desear y te voy a enseñar a camniar como yo camino, que debe ser raro para ti que antes no habías caminado al lado de nadie con tanta ternura. Pero mira con lo que nos venimos a encontrar justo cuando quiero volver a caminar contigo a mi lado, dejándome llevar por tu mano y dejando que todo lo que pueda inteferir en mi camino no sea una rendición.

Pero mira, mira que no puedo sin ti, mira lo difícil que será caminar si ya desapareces y no puedo caminar contigo, ni hacia el norte, ni hacia el sur, ni hacia el oriente, ni hacia el occidente. Cuándo caminamos hacia el norte, casi siempre lo hacemos, pero no todo es norte acá en la ciudad, sabemos que todo tiende a irse a otros lados, ajenos, que no son el norte, y nosotros engañados; caminamos casi siempre hacia la montaña, y la montaña en Bogotá es el oriente, pero no se deje engañar porque hay muchas montañas, los cerros, los sueños absurdos.

El día que te quieras ir no podré mirar hacia la montaña. Mi ventana dice no a seguir el camino del edificio.

Tu mirada mirando al suelo, y en el jardín de la biblioteca nacional perdí mi anzuelo.
Ahí caminamos hacía el horizonte, que son edificios, y prostitutas, y lugares abiertos a que les entregues tu alma, pero paramos antes, sabemos caminar hacia el norte, y nos invitamos un café, y te amo.


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